
Francisco Miguel, ganadero del Nuevo Colmenar, envio 6 mansos 6 que, aunque bien presentados, solamente sirvieron para maldita la cosa, si acaso el quinto tuvo algo; por lo demas, las reses de Quico, no tuvieron miel, mucho menos ambrosia y por eso no hubo empalago, arte en el ruedo, en esta quinta corrida de la temporada; fue mala, a lo contrario del dicho taurino que reza: no hay quinto malo; en cuanto ar bicho de regalo de la ganaderia de Marron, fue protestao de salida, por estar escurrido de carnes, protestas que duraron durante toda la lidia y el torero debutante, no la armo, aparte de ser un perfecto desconocido para la aficion mexicana, no solamente para la capitalina.
Dos Manueles y un Ariel, pisaron la arena de la Mexico, en una decembrina tarde tibia, que no calida, con floja entrada; dadas las condiciones de los bureles, no hubo liebre para el guisado, en el albero grande, los toreros estuvieron en eso, en toreros, hubo tecnica en el toreo de Manolo Mejia, vestido de verde y oro, camisa blanca y corbatin rojo, lo cual nos parecio, chile en nogada; hubo valor y ganas de triunfar en Uriel Moreno, El Zapata, quien vistio de pizarra y oro y hubo sobriedad en un torero que, para ser sevillano, se vio rondeño, serio, su nombre: Manuel Jesus, El Cid, vestido de vino de Burdeos y oro, dejando mas menos definido su conocimiento del buen toreo.
Este desconocido espada, confirmo su alternativa en esta tarde, despues de haberla tomado hace 11 años 11, por lo que recibio al primero de la tarde «Armillita», que no tuvo la clase del Maestro de Saltillo, Fermin Espinosa Saucedo, pues el tio resulto miron, peligroson y todo lo que termine en on, aunque lo poco que le pudo hacer el toricantano, fue de buen gusto; como mato de una estocada traserilla, solamente salio a saludar desde el tercio, su segundo, «Legado», no lego tampoco nada, no hubo tela de donde cortar, al igual que el toro de regalo de Marron, «Don Teofilo», animal que salio al ruedo muy escurrido de carnes, siendo protestado de principio a fin, por lo que nadie le puso atencion a la labor del sevillano o nativo de Salteras, que se retiro de la plaza como llego: Sin pena ni gloria. Ya vendran tardes mejores majo.